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Sailor Moon Fic: "La caricia perdida."1/1. PG-13, Seiya/Usagi UST.
Autora: B.B. Asmodeus.
Fandom: Sailor Moon.
Categoría: Hurt/Comfort, Future!Fic, Amistad, UST (Unresolved Sexual Tension), Realidad alterna sobre Tokyo de Cristal.
Personajes: Kou Seiya, Usagi Tsukino.
Rating: PG-13.
Advertencias: Insinuaciones de aborto no intencionado.
Resumen: Nadie podía explicarse por qué la Reina Serenity no podía concebir un heredero, cuando el Destino ya estaba escrito en piedra.
Status: Completo.
Notas: Esta idea me vino después de ver mucho The Tudors. Título prestado del poema de Alfonsina Storni.
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Seiya tocó a la puerta de la alcoba real, su pecho apretado y la llama interna de su corazón temblando con incertidumbre. Sailor Mars había sido la encargada de informarle de lo sucedido, su mensaje deliberado en persona, interrumpiendo el entrenamiento de las Sailor Star Lights.
Sailor Star Fighter había tenido suficiente con tan sólo conectar su mirada con la Diosa del Fuego. Algo malo había sucedido. Los detalles no habían sido algo de prioridad. Algo había sucedido con Odango y la necesitaba.
Se le había advertido a Seiya de no haber garantía de que su presencia sería bien aceptaba, así que fue una sorpresa cuando uno de los portones aperlados se abrieron unos centímetros, un par de faroles muy conocidos, absorbiendo su silueta.
Shimatta.
La Neo Reina la miró boquiabierta, por unos momentos, su desordenado cabello suelto (apenas sostenido con dos broches laterales, al contrario de su usual estilo) marcando un estado de desesperación más peligroso que el tono rojizo que tintaba los ojos de la gobernante.
Su amiga lucía... inminentemente dañada.
"Odango." Seiya intentó frenarse por un milisegundo, pero luego mandó tal noción al diablo, capturando a la mujer entre sus brazos. Respiró entre los opacos mechones, distinguiendo incienso, pero no de otro dulce aroma. Ninguno de los usuales perfumes que a Usagi Tsukino tanto le fascinaban.
Para su placer, su abrazo fue un gesto recíproco, quedando sin aire por unos minutos por la fuerza escondida tras la frágil imagen de Odango. Sin embargo su abrazo no duró mucho. Tan rápido como lo tuvo cerca, Usagi lo alejó, tomándolo del brazo para introducirlo a la habitación, de inmediato.
"No tenía idea de que vendrías." Serenity declaró sin emoción, mientras cerraba la puerta bajó llave, permitiendo que Seiya criticara con su mirada el estado de la habitación. "Pero, estoy feliz de que lo hayas hecho."
Las cortinas estaban cerradas con excepción de una, una fracción de luz siendo permitida. La cama estaba destendida, una charola con el desayuno de la Reina abandonaba, apenas consumida. Seiya sintió una patada en su estómago al ver la bolsa de IV colgado cerca del tocador, así como la pequeña bacinica de porcelana descansando en una de las sillas, lo que alguna había sido agua caliente y limpia, ahora helada y con gotas - oh, kami-sama - carmines, flotando, apenas desintegrándose.
Usagi se posicionó a su lado, encogiendo sus hombros cuando Seiya giró hacia ella como girasol, preguntas mudas haciendo el aire pesado. Seiya absorbió la imagen de las oscuras nubes debajo de los párpados de Usagi -no Serenity, para Seiya ella nunca sería Serenity- y no dudo en levantar un dedo, acariciando la delicada piel.
Su mano fue atrapada y sostenida, una pequeña sonrisa apareciendo. Sus miradas se entrelazaron y los años parecieron desaparecer entre los dos. De nuevo, eran adolescentes, una electrizante amistad uniéndolos. De nuevo, estaba Seiya aquí, presenciado a Usagi en uno de sus peores momentos. Y de nuevo, estaba a cargo de Seiya borrar su dolor con distracciones mundanas.
"Luces como una momia, Odango. ¿No pudiste poner preciosa para mí?"
En cuanto rubor invadió las mejillas de la rubia, Seiya se preparó para las represalias. Las cuales vinieron en forma de un jalón de su cabello.
"Esa no es manera de hablarle a la reina." Le regañó Usagi, el brilló en sus ojos traicionándola. "Baka." El murmullo entre dientes de su insulto de preferencia aparentó despertar a la reina, vida filtrándose con el oxígeno de su siguiente inhalación. "¿Quieres jugar?" Le apuntó con su mentón al visitante, hacia un punto más de sus espaldas.
Seiya volteó hacia el nido de cobijas que yacía en la siguiente sala, adjunta a la recámara real, una pantalla gigante mostrando el menú de un juego de PlayStation. Al responder a la invitación Seiya se inclinó ante la reina, toda su vida de práctica facilitándole el gesto. Besó dulcemente la superficie crema de la mano de Usagi, percibiendo el brinco en el pulso de ésta, y se alzó de regreso, sonriendo sensualmente.
"Sería un placer, su majestad."
Jugar fue lo único que hicieron por gran parte del día.